Enfrentamiento entre B. Medrano y J. Coll en la 10ª jornada de liga
A continuación os dejamos la crónica de la partida, elaborada por el propio Borja Medrano.
Heme
aquí que me hallo en la difícil tarea de narrar una crónica de
snooker… sin caer en la monotonía ni en consabidas expresiones;
empresa de la que trataré de salir airoso en la medida de mis
posibilidades. Los perdedores de las partidas, como deferencia al
ganador, deberán enviarme una foto del acta y/o una breve reseña de
la partida a narrar: break más alto, combinaciones o snookers
destacables, faltas flagrantes, etc. Los datos técnicos los
reflejaré fielmente, pero para el resto de circunstancias tiraré de
cosecha propia. Aunque, a veces, el vino sale picado…
Avisados estáis.
Avisados estáis.
¡Salud!
Jornada
10ª
Crónica
Borja Medrano – Javier Coll
El
pasado viernes 11 de abril las instalaciones del Valencia Snooker
Club fueron sede de una de las jornadas más desiguales que puede
amparar el calendario. Borja Medrano, tratando de no hundirse aún
más en la clasificación se enfrentaba a Javi Coll, que este año
tiene fundadas intenciones de acabar la liga coronando el podio. Pero
cuando digo que la jornada es de las “más desiguales” es porque
no queda ahí la cosa…
Un
jugador es alto, apuesto y conserva pelo a capazos; mientras que el
otro… el otro… pues el otro tiene un toque de bola, un control
sobre los efectos y una visión de juego… que ya las quisiera para
sí el peludo. Pero bueno, todos sabéis que al snooker se le dedican
unas horillas al mes, encerrado en un local, la mayoría de las veces
sin testigos, mientras que la lozanía, esbeltez y melena se pasean
por el mundo en formato non-stop. Qué cosas…
Pero
entremos en materia que no quiero que la crónica acabe siendo más
extensa de lo que fue la partida.
Los
contendientes tuvieron el honor de calentar jugando un frame cada uno
con Jorge Adarve, que pasaba por allí. En este calentamiento Borja
ocultó todas sus armas de cara a la inminente partida de Liga, por
tanto, no se puede tener en cuenta la apabullante victoria del
sparring. Después el frame de calentamiento fue para Coll, y esa fue
mi primera cagada: un tipo como yo, acostumbrado a dominar el aspecto
mental del juego, no se puede permitir semejante error de
principiante, permitiendo que se iniciara la partida cuando Coll
estaba “on fire”. Este fallo me hizo ir a remolque durante el
primer frame. Si a esto le añadimos 2 faltas sobre negra, embocar
blanca 2 veces y no combinar ni una puñetera vez… nos da un
memorable 57-10, del que es fácil adivinar el dueño del diez (ah, y
eso que Javi me regaló 6 puntos por una falta sobre rosa…No
Comment)
Para
los jugadores mediocres como vosotros esto sería un duro golpe en la
confianza, os minaría la moral y os podría hacer entrar en barrena…
pero no para mí. Perder el primer frame no me preocupa en absoluto;
y no lo hace porque siempre que he ganado un match, comencé
perdiendo el primer frame. Es más, me gusta perder el primer frame.
Me da confianza… Cuando voy a un restaurante y el camarero me
pregunta “¿qué desea el señor?” yo siempre contesto “que me
ganen el 1er frame”; él no entiende nada, pero a mí se me llena
la boca. A veces hasta me empacho con la idea y pierdo el apetito…
Si no existiera el 1er frame habría que inventarlo. Es más, este
deporte se creó para empezar perdiendo el primer frame. No lo
dudéis, amigos.
El
caso es que perder este 1er acto me espoleó, y buena prueba de ello
es la notable mejoría que mostré en el segundo: 59-26. Perdí, sí,
pero casi triplico mi puntuación inicial. Ahí es nada…
Lo
mejor vino en el 3er acto. Coll comenzó a mostrarse nervioso: sus
bolas rebotonas rehuían las troneras mientras que mis sutiles toques
enviaban las dóciles esferas al fondo del agujero. Es así como
empecé a combinar. Combinar y emplazar, oh! cuán bella armonía…
De vez en cuando aderezaba mi efectividad ofensiva con magistrales
defensas que desequilibraron el, hasta entonces, sólido juego de mi
rival. Sus incomprensibles errores me dejaban las bolas colgando (las
que brillan, digo). Pero entonces recordé mis 2 promesas: a mi
mujer, que volvería antes de la media noche. Y a los snookeros, que
al que osara ganarme 3-0 le caería la vergüenza de mi crónica
sobre su cabeza (y sobre la cabeza de Coll, sin amortiguación, duele
más que en cualquier otra). En un fugaz vistazo al simpático reloj
de pared que tenemos en el local, pude advertir que el tiempo
apremiaba, y como una desesperada Cenicienta, tuve que poner fin al
bello baile que estaba desplegando sobre el tapete. Es así amigos
como bajé la guardia cuando sólo quedaba color la mesa. Una falta
mía sobre azul y su posterior acierto sobre azul y rosa dejó el
marcador en un injusto 47-30 (a su favor) que no habla del buen rato
que lo tuve a mi merced. Pero mi tiempo se acabó, igual que ahora;
paradojas de la vida.
Gracias
a todos por vuestros mensajes de apoyo, tengo la centralita
colapsada. No le insistáis a mi representante con peticiones para
asistir de estrella a partidas de exhibición: no me gusta humillar a
la gente (por el poco dinero que me estáis ofreciendo, quiero
decir). Sé que os gustaría verme más arriba en la clasificación
pero, de momento, no quiero quitarle la ilusión a aquellos que le
dedican más de 2 horas a la semana a este deporte. Yo seguiré
afilando mi pluma y mi taco en pos de una ocasión mejor. Hasta
entonces… buenas noches y buenos breaks!
Aviso
a navegantes, ojito con ganarme el primer frame y pensar que ya
tenéis la partida en el bolsillo…
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